Hay que caminar más
En la edición de hoy solo escribiré.
Este envío lo escribo desde el lobby del hotel en donde me estoy hospedando en la Ciudad de Guatemala. Luego de más de 16 hs de viaje, llegué por primera vez a Centroamérica, al país Chapín.
Desde marzo estaba planeado este viaje, ya que el equipo directivo de COICOM me invitó a participar de la Cumbre de Líderes que se realizará esta semana aquí. Pasaron muchos meses y muchas cosas en la previa del viaje y todo tiene sentid ahora, al caminar las calles de esta ciudad...
Siempre que uno viaja, tiene un objetivo: descansar, pasear, conocer, trabajar, etc, etc, pero en Dios, los viajes no son algo lúdico.
El martes por la mañana tuve que hacer tareas de turista, cambiar dinero por moneda local, aprender dónde está cada lugar para comer o comprar, pero en medio de esos miles de pasos que di, entendí algo más.
Como saben, desde hace mucho trabajo en medios, comunicación y tecnologías, pero hace un tiempo venía pensando en sacarme los lentes de "Argentina" y empezar a ver de forma contextual y real sobre qué sucede empíricamente en las iglesias de mi país y la región.
Tengo algunos proyectos que irán de la mano de esa idea base, pero al llegar a esta ciudad noté que algo más Dios me quería hacer conocer.
Los lugares los hacen las personas, los ambientes son creados por las acciones y actitudes de las personas, nada sucede sin que el ser humano intervenga, y aquí hablo desde las nociones sociales, culturales, económicas y hasta familiares.
Caminar más de 15 km en un día, luego de reuniones y otras actividades, aprendí esto: nunca seré realmente efectivo sino camino la calle de verdad.
Al cruzar a tanta gente que vive cosas muy distintas a las que paso yo en Buenos Aires, comprendí que mucho sobre cuánto necesitamos hacernos tiempo para escuchar, mirar bien, entender contextos y sacar conclusiones de todo ellos.
No podemos planificar acciones masivas, que bendigan a otros países, sino conocemos, caminamos y escuchamos qué sucede allí. La información comunitaria, cercana a la necesidad, nos dará mejores herramientas para dar un mejor mensaje.
Me liberé de intenciones globales: no quiero pensar ni hablar sobre lo que sucede en cada lugar -y tampoco ofrecer soluciones-, sino llego a profundizar en la realidad real que vive la gente de ese lugar.
Quiero ser efectivo desde los indicadores y mediciones, pero nunca ser inexperto en el conocimiento de lo que le sucede a las personas que deseo llegar.
El mundo no es mi ciudad ni país. Ser exitoso nunca se relacionará crecimiento exponencial. El ser efectivo jamás podrá caminar sin la luz de lo que sucede en las bases.
Ayer vi a Jesús y las necesidades de las personas que me crucé. Noté que las diferencias no son barreras, sino puentes para crecer y disfrutar de lo que Dios puede hacer y generar.
Vivamos el ministerio de tal forma que todo lo que hagamos sea real, empático, cercano, entendido y firme, y que el fruto, sea de bendición no solo para nosotros.
Solo llevo un día en esta ciudad y ya gané mucho.
Nos vemos aquí, la próxima semana.